22 - EL CAJÓN DE SÁNDALO










El cajón de sándalo no tiene presente, pasado ni futuro.
Es intangible y a la vez sublime.
Es efímero y a la vez ave fénix.
No hay pragmatismo que lo rompa ni objetividad que lo defina.
Nunca fue habitado pero hay una silla con tu nombre
y unos derechos adquiridos a base de paladas de sensibilidad
con lágrimas inanimadas vestidas de diario
que gota a gota impregnan de negro
el blanco de los ojos cuando lo frotas.

Ubicado en mi sitial te buscaré
a través de sus rendijas
sin que me quemen los tiempos,
esperándote, como ya sabes,
en el centro de mis sentidos
con el lado derecho reservado.
Desde allí observaré con fruición placentera
el trepidar del pegaso bajo tus riendas de amazona,
en busca de la quimera maldita
que te robó la llave del paraíso.

Pero, eso sí, cuando alces el vuelo
nunca olvides retornar una y mil veces
al interior del cajón de sándalo y perderte
entre sus paredes de aromas reparadores.
Quizás dentro y no fuera encuentres lo que buscas.
Al fin y al cabo eres el genio que lo habita.

Ahora, y solo ahora,
porque el tiempo grita más que tú y que yo juntos
no puedo permitirte excusa alguna
para que retires esta insignificante dádiva del estante.
Abrirla o no dependerá del pulso herido
que guardas cauta entre tus senos
con la cerradura rota.

Porque yo también te leo…

©MAM

Para Penélope, poeta.

Comentarios

Entradas populares